Hablar sobre adoración, es sencilla y profundamente hablar de los diversos movimientos de la Iglesia del Señor Jesucristo. Cada movimiento, es una respuesta obediente a la palabra de Dios, la cual encapsula el querer de Dios —su justicia y su placer—.
Vivir para el placer de Dios es el llamado de todo hijo de Dios; esto es lo que nos convierte en Iglesia, dejando así, evidencias de obediencia absoluta al Señor. Allí, nuestra vida de dependencia al Espíritu Santo, se vuelve clave e indispensable, y nuestro hambre por la palabra de Dios, excede el deseo personal de oír al Señor, sino que ese deseo de oírle, es el deseo de poder ser inseminados con su justicia; ¡oímos Su Palabra para ser más como él!
–Dios envía Su Palabra- Si Dios no envía Su Palabra, él solo podrá cosechar buenas intenciones de nosotros los mortales, pero jamás podrá recibir lo que él espera. Por lo tanto lo que asegura la esperanza de Dios en la tierra, es La Palabra de Dios. Por este motivo, es Pablo que le dice a la Iglesia en Roma:
Romanos 10:17 “…la fe viene por el oír, y el oír, por la palabra de Dios.”
Versión Reina Valera 1960
Romanos 10:17 “La fe, entonces, nace de un corazón que responde a la ungida expresión del ungido de Dios.”
Versión TPT
La visión correcta viene cuando nos acercamos a Su Palabra (la expresión de Cristo). Él se expresa por medio de la palabra.
La adoración es el fluir de la esperanza de Dios… adoramos cuando lo que Dios espera, es lo que nosotros anhelamos, producimos y entregamos al Señor.
Si la esperanza no está afirmada, la adoración se vuelve un simple cosmético (maquillaje) que camufla la egolatría de nuestros corazones. Y digo cosmético, porque la etimología (origen) de esta palabra, la cual es griega (cosmeticós), significa adornar. Lamentablemente, muchas veces utilizamos la palabra “adoración” para maquillar nuestras acciones. Juntos necesitamos discernir y poner en balanza nuestros corazones, para ver si aquello que estamos ofreciendo es exactamente el deseo de Dios.
¿Cómo se que lo que ofrezco es lo que Dios desea? En primer lugar saber que nada bueno hay en mi. De hecho la cruz viene por lo malo y lo bueno que mora en nosotros. Todo lo que no es Cristo, es eliminado, para que todo lo que es Cristo nos llene y complete.
Isaías 55:9-11 “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. 9 Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos. 10 Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá, sino que riega la tierra, y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra, y pan al que come, 11 así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié.
Versión reina Valera 1960
Aquí el mensaje del Señor por medio del profeta Isaías, expone que todo lo que hay en el hombre necesita ser removido:
- Pensamientos.
- Dirección.
Ahora bien ¿cómo puede ser eliminado todo lo que no es Cristo en mi? Solo por medio de la palabra.
La palabra genera una limpieza tal que nos impulsa a una vida de arrepentimiento continuo y progresivo…
Arrepentimiento no es cambiar un pensamiento, sino que es cambiar “la maquina” o «la fabrica» que produce pensamientos (cambio de mente). El arrepentimiento es continuo y progresivo, porque es la instalación y formación de la mente de Cristo en mi; por lo tanto esos pensamientos tienen que ver con el anhelo de Dios mas que de los propios. Es así, entonces, que la palabra termina produciendo en nosotros EL QUERER como EL HACER.
Filipenses 2:12 “porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad.”
Versión Reina Valera 1960
La palabra que viene de Dios, nunca vuelve a él vacía… quizás la incomodidad de hoy, es el trabajo que la palabra hace en nosotros.
Su palabra es mas que suficiente para que la mente de Cristo se forme, y para que el Padre se asegure placer por medio de nosotros su Iglesia.
La verdadera adoración fluye desde una plataforma de honra a la palabra… porque si la palabra no es retenida, ella no podrá actuar en nosotros.
Podemos recordar al profeta Samuel (1º Samuel 3); él vivió tiempos en donde la palabra de Dios escaseaba y las visiones no eran frecuentes, no obstante, Samuel supo retener la Palabra, aunque esta escaseaba.
La clave no esta en la abundancia de palabra, sino en la habilidad de retener las palabras del Señor.
1º Samuel 3:19 “Y Samuel creció, y Jehová estaba con él, y no dejó caer a tierra ninguna de sus palabras.”
Version Reina Valera 1960
Todo lo que no considero, se pierde.
Muchas veces el entendimiento no se abre en nosotros, no por falta de exposición, sino por falta de retención.
2º Timoteo 2:7 “Considera lo que digo, y el Señor te dé entendimiento en todo.”
Versión Reina Valera 1960
El entendimiento es el fruto de la consideración.
La consideración siempre será como “aquel picaporte” que abre la puerta de la oración en el espíritu.
La construcción entonces es: adorar es responder a la esperanza de Dios, y no puedo responder a la esperanza de Dios, si Su palabra no es retenida y trabajada en mi espíritu.
Sin embargo, les tengo una mala noticia: somos incapaces de darle a Dios lo que él espera de nosotros.
Isaías 5:1-7 “Ahora cantaré por mi amado el cantar de mi amado a su viña. Tenía mi amado una viña en una ladera fértil. 2 La había cercado y despedregado y plantado de vides escogidas; había edificado en medio de ella una torre, y hecho también en ella un lagar; y esperaba que diese uvas, y dio uvas silvestres. 3 Ahora, pues, vecinos de Jerusalén y varones de Judá, juzgad ahora entre mí y mi viña. 4 ¿Qué más se podía hacer a mi viña, que yo no haya hecho en ella? ¿Cómo, esperando yo que diese uvas, ha dado uvas silvestres? 5 Os mostraré, pues, ahora lo que haré yo a mi viña: Le quitaré su vallado, y será consumida; aportillaré su cerca, y será hollada. 6 Haré que quede desierta; no será podada ni cavada, y crecerán el cardo y los espinos; y aun a las nubes mandaré que no derramen lluvia sobre ella. 7 Ciertamente la viña de Jehová de los ejércitos es la casa de Israel, y los hombres de Judá planta deliciosa suya. Esperaba juicio, y he aquí vileza; justicia, y he aquí clamor.
Versión Reina Valera 1960
Dios expresa por el profeta una decepción. Todo lo que él esperaba, quedó en las fronteras de lo «silvestre».
Me llama la atención que las uvas que Dios esperaba, eran uvas que se utilizarían para hacer vino. Nosotros podremos considerar al vino como símbolo de su sangre, la cual representa el derramar de su gracia y su justicia. De hecho en el versículo 7, explícitamente Isaías menciona: “yo esperaba justicia…”
¿Qué es justo para Dios? Todos sus deseos, intenciones y voluntad.
Su justicia solo puede ser establecida por gracia, ya que somos incapaces en nuestra naturaleza humana, de producir y corresponder al deseo de Dios.
Israel no le dio ese tipo de uvas, sino que le dio “algo parecido”: uvas comestibles (silvestres).
- Adoración no es dar lo que yo creo que esta bien.
- Adoración no es dar lo parecido, ni lo que se acerca.
- Adoración es exactitud y precisión.
Pero tal como venimos anunciando, la mala noticia es que nosotros no estamos capacitados para darle a Dios con exactitud, lo que él desea recibir, por eso necesitamos su gracia.
Gracia es una vida y un poder en mi, que me lleva a hacer aquello que desde mi naturaleza es imposible.
Pablo en Romanos 7 expone dos tipos de leyes:
- Ley de la mente.
- Ley de pecado en mi cuerpo.
Por un lado sabemos lo que hay que hacer (ley de la mente), pero por el otro lado, no podemos hacerlo (ley de pecado)… Pablo dice:
Romanos 7:18-21 “ Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo. 19 Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. 20 Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí. 21 Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí.”
Versión Reina Valera 1960
Aquí hay un gran NO PUEDO.
Sin embargo, se nos ha dado otra ley por medio de la Cruz: la ley del espíritu de vida.
Romanos 8:2 “Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte.”
Versión Reina Valera 1960
Ahora no somos nosotros, sino Cristo operando en nuestro interior, para poder producir aquello que era imposible.
Esto se resume en Juan 15 (recomiendo leer completo).
Como se intento varias veces recibir frutos de una vid que solo producía uvas silvestres (Isaías 5), el Padre envió a Su Hijo… y él dijo: YO SOY LA VID VERDADERA.
Esta vid, la cual es Jesucristo, produce todo lo que el Padre desea recibir, pero lo hace a través de sus ramas, las cuales somos nosotros.
Ahora hay una ley perfecta obrando en nosotros, por eso: SEPARADOS DE ÉL NADA PODEMOS HACER.
Aquí aprendemos que permanecer en él, es igual a: esforzarnos en la Gracia; de lo contrario nos desligamos de ella (como los gálatas), que habían adoptado un evangelio diferente, el cual los llevo de un estado espiritual a un estado carnal (habiendo comenzado por el espíritu, acabaron en la carne… gálatas 1:6).
Mas adelante, a los gálatas, Pablo les habla de una fascinación (hechicería, distracción), que los llevo a dejar de obedecer la verdad…
Sin embargo, la gracia es el caudal de la vida de Dios, es una ley interna que: me lleva a cruzar y traspasar las fronteras de la ley de la mente y de la carne para agradar a Dios.
SI PODEMOS AGRADAR A DIOS… sí podemos dar lo que él espera…
Dejemos que Su palabra nos lleve mas profundo, y permitamos que el Espíritu Santo nos lleve a ámbitos de consideración para comprender y entender toda la propuesta de Dios.
Quizá no sabremos lo que haremos mañana, pero una cosa sabemos y conocemos: ¡nuestra meta! Esto nos lleva a tener el “sí” y el “no” fácil por causa del entendimiento que viene del espíritu.
Juan 15:2 “…y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto.”
Versión Reina Valera 1960
Dios solo poda lo que da fruto.
Todo lo que puede suceder en nuestra vida, la cual esta escondida con Cristo en Dios, es que será tocada y podada por el Padre. La limpieza es algo habitual paras aquellos que permanecen en Cristo, pero también es habitual, una producción fuera de lo común.
Juan 15:3 “Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado.”
Versión Reina Valera 1960
Juan 15:8 “ En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos.”
Versión Reina Valera 1960