26 días de oración – CTHTN
En el siguiente escrito -el cual puede descargar gratuitamente- usted podrá disfrutar de 26 cápsulas
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Esta temporada que iniciamos, habrá un fuerte énfasis en aquello que no solo sabemos que somos, sino en aquello que mostramos y manifestamos.
Nunca dejaremos de proclamar la victoria eterna de la cruz, pero tampoco dejaremos de manifestarla.
La limpia conciencia siempre aceptará el buen orden. Cuando los intereses son los del Señor, y no los nuestros, tendremos tiempo y ocasión para seguir ordenándonos conforme a su diseño: una mente que toma la forma del beneplácito del Padre.
La procrastinación también es desobediencia. La ausencia de Gracia y verdad está produciendo decadencia espiritual,
Si la vida del Hijo de Dios satura todo nuestro ser, la gloria del padre dejará de ser un discurso para ser vida tangible y visible al mundo. El mundo no nos necesita a nosotros primeramente, sino que es NUESTRA NECESIDAD —por amor— complacer a nuestro Padre siendo la expresión visible de Su corazón en la tierra.
Dios esta refinando nuestras expectativas. Muchas veces nuestra esperanza esta errada, y otras veces distorsionada. Necesitamos ver que la esperanza que Dios nos ha dado, no esté siendo abordada por nuestra esperanza. Todo lo que nace de nosotros es altamente corrosivo para el desarrollo de la función que Dios nos asignó en la tierra. Mientras nos mantengamos en una constante perdida del “yo”, la gestión divina, será desarrollada con una precisión creciente. La exactitud aumenta en la medida que nosotros —y todo lo que nace y pertenece a nosotros— desaparece.
Todo lo que guardamos y atesoramos, es la materia prima con la cual construiremos la parte que se nos encomendó en la casa del Señor. La vida fluye de lo que guardamos y atesoramos. Muchas veces hemos llegado a pensar que somos lo que hacemos, pero nos confundimos abismalmente, porque sencillamente somos lo que guardamos. Sin embargo hoy iremos mas adentro aun, porque no solo se trata de guardar lo que de él viene, sino también tener en claro lo que debemos hacer con lo que recibimos.
Una semejanza que no puede ser ignorada:
“Semejantes a ellos son los que los hacen, Y todos los que en ellos confían”. (Salmos 135:18).
Tenemos que decir que somos igual a aquello que se forma en nosotros. Todo lo que está en estado de formación en nosotros, es lo que VERDADERAMENTE SOMOS. No somos lo que hacemos, no somos nuestros títulos, no somos según los dones que tengamos, ni somos lo que la gente dice; solo somos aquello que se forma en nosotros.
Acompáñame en esta lectura y meditemos juntos!