Bautizados En Una Agenda Eterna

Los calendarios cambian, ¡nuestra agenda NO!

La cruz nos bautizó en una AGENDA ETERNA. 

El mundo actual es gobernado por los calendarios. Estos reciben la presión constante de traer cambios a la vida de las personas. Así se vive en el mundo. Presionando y depositando toda la confianza al nuevo calendario que se avecina (el año nuevo). No obstante, los que fuimos traspasados por la cruz, no depositamos la confianza en los diversos calendarios, ni tampoco los presionamos; sino por el contrario, la agenda eterna nos constriñe y nos deposita en una divina estrechez, en donde ya no tenemos opción a hacer lo que deseamos, sino que nuestra vida fue absorbida por el beneplácito de nuestro Buen Padre Dios.

La inmadurez —no por estación, sino por decisión— nos arroja a una vida de ignorancia, en donde entre otros asuntos, nos lleva a ignorar al hombre interior. Deseo aclarar que hay una estación en donde atravesamos esa niñez que nos conecta con la leche espiritual no adulterada, pero dicha estación o período, no es para siempre; sencillamente porque maduramos, y es al madurez la que nos conecta con el alimento sólido. Por otra parte, tenemos la inmadurez por decisión; son aquellos que deciden no madurar, amando solo el crecimiento, pero siguiendo con aquellas conductas de la niñez espiritual —no asumen responsabilidades, viven sin compromisos, se distancian de la disciplina, y todo lo que se les presenta lo vuelven comestible—.

Romanos 7:22 RV60  Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios;

2 Corintios 4:16 RV60  Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día.

Efesios 3:16 RV60  Para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu;

El hombre interior administra deleites, renuevos y fortalezas. En otras palabras, el hombre interior, cuando es descuidado, puede sufrir distorsión en sus deseos, puede envejecerse (perder la vigencia por desgaste), y ademas puede debilitarse por la falta de nutrientes (no de comida).

Las agendas que administramos en este mundo, siempre terminan demostrando el estado nutricional de nuestro hombre interior.

Algunas evidencias de la perdida del hambre pueden ser: 

  • Agenda personal.
  • Perdemos la compasión.
  • Tenemos los pies siempre cansados —no anunciamos el evangelio—.
  • Creamos actividades por encima de la obra De Dios.
  • Hacemos mas importante lo que mostramos hacia afuera que lo que hacemos puerta adentro.
  • La oración solo es una palabra que maquilla nuestro “cristianismo”. 
  • Dejamos de ayunar —nos abstenemos de lo que nosotros consideramos y no de lo que Dios considera que debemos abstenernos—. 
  • Nos apasiona agradarle al mundo y demostrar que no tenemos diferencias —se trabaja arduamente para que el mundo nos ame—. 
  • Y como consecuencia de todo esto, ganamos masificación pero Cristo no aumenta en Los Santos. El peligro de esto es que solo se multiplican los ansiosos, y no los hambrientos. Luego hay que lidiar con las diversas ansiedades de una congregación. 

Deseo poder explayarme en aquello que el Señor me ha mostrado y ser fiel en cada palabra y expresión.

Este pensamiento no pretende ser el mejor, en referencia a la falta de hambre en los creyentes, pero si procuro ser fiel a lo que veo. Por lo tanto estas líneas no expresan absolutismo, sino que solo intentan colaborar en la clarificación de este evangelio glorioso. 

Ver que vivimos en un mundo de “agendas”, y muchas veces —no siempre— procuramos competir con la agenda de este mundo. La vida desenfrenada, los cambios sociales y culturales, terminan arrastrando a mas de uno en el armado de una agenda.

La agenda, es una herramienta de trabajo imprescindible para la planificación y optimización de los tiempos de un “ejecutivo”, “profesional”, “académico”, etc. Los mercados siempre cuentan con diferentes tipos de agendas, según los objetivos a alcanzar.

¿Cuál es el mayor peligro al trazar una agenda? 

Desconocer los objetivos a alcanzar —meta—.

Desconocer el objetivo, nos llevará a tener una agenda vulgar, endiosando así a la improvisación. No obstante, también el peligro es tener una meta u objetivo distorsionado; esto nos llevara a realizar malos negocios.

La palabra negocio, en su etimología, significa: “negarse al ocio” [ neg-ocio ]. 

Las escrituras nos exhortan a combatir el ocio (1 Tesalonicenses 5:14; 2 Pedro 1:8; proverbios 28:19), es decir, nos negamos a no producir nada, sino por el contrario, que nuestro tiempo y agenda tengan sentido de productividad. 

La pregunta que debemos hacer es ¿qué deseamos producir? Porque lo que procuremos producir, determinará nuestra agenda.

Los negocios en los que nos involucramos, definen nuestra agenda. Jesús a su corta edad definió su agenda. Él sabia que debía estar en los negocios de su padre —producir para su padre—, por lo tanto, su agenda era celestial.

No todos los ociosos están sin hacer nada. Los ociosos espirituales, son aquellos que no hacen nada para la agenda celestial. Es decir, pueden estar atiborrados de actividades, pero aun así, estar bajo un espíritu ocioso.

El ocioso espiritual es el que nada le produce a Dios, sencillamente porque tiene su propia agenda, por ende, sus propios negocios.

Ocioso no siempre es el que “no hace nada”, sino aquel que quizás haciendo mucho, nada hace para Dios.

El compromiso de un ocioso es consigo mismo. Las metas de un ocioso, son metas meramente terrenales, efímeras y corruptas —son  caza recompensas; ven el reino de Dios como un gobierno terrenal, en donde hay lugar para el escalafón; necesitan ser halagados, venerados; necesitan ser vistos; etc.—

La desnutrición del hombre interior, se resume en ocio y agenda personal.

Cuando el hambre por Dios se reemplaza por las diferentes ansiedades, nos vemos envueltos en un sinfín de actividades que nos separan de la agenda divina y celestial. Poquito a poco la meta se distorsiona, y los deseos se corrompen. Nos desvanecemos y caemos desmayados en nuestro “yo”, y allí vivimos. Vivimos como muertos.

Lo que define nuestra agenda es el saber de donde venimos. Si podemos respondernos cada día a la siguiente pregunta, se resolverán todos nuestros dilemas: ¿De dónde soy?

Respondamonos por favor:

Juan 8:23 RV60 Y les dijo: Vosotros sois de abajo, yo soy de arriba; vosotros sois de este mundo, yo no soy de este mundo.

Los conflictos que las personas tienen con Dios, es una cuestión de agendas.

A toda agenda le antecede un origen y una identidad.

En este episodio de Jesús con los fariseos que dudaban de él, deja en claro que el conflicto de ellos era una cuestión de agenda.

Saber de donde venimos define nuestra identidad [ Juan 8:25 RV60 Entonces le dijeron: ¿Tú quién eres? Entonces Jesús les dijo: Lo que desde el principio os he dicho ]. Y en nuestra identidad hay claridad de gestión. Así lo dijo Jesús:

Juan 8:28-29 RV60  Les dijo, pues, Jesús: Cuando hayáis levantado al Hijo del Hombre, entonces conoceréis que yo soy, y que nada hago por mí mismo, sino que según me enseñó el Padre, así hablo. Porque el que me envió, conmigo está; no me ha dejado solo el Padre, porque yo hago siempre lo que le agrada.

La agenda de Jesús estaba sujeta a su origen e identidad. Esto impedía que sentimientos incorrecto —como la soledad— gobierne su vida.

“El que me envió, conmigo está; no me ha dejado solo el Padre, porque YO HAGO SIEMPRE LO QUE LE AGRADA.”

Lo que sentimos y dejamos de sentir, deja en evidencia la agenda que nos absorbió. 

Observen con mucho cuidado las palabras de Jesús. Él dice que hacer lo que al Padre le agradaba, eliminaba todo sentimiento de soledad.

Sentirme solo es una elección; es decir, la agenda que elijo determina mis sentimientos. Podemos estar solos, pero jamas sentirnos solos si vivimos para hacer lo que a Dios le agrada.

Vivir para Su agenda elimina sentimientos de vacío.

Las agendas siempre trazaran una grieta entre los ansiosos y los hambrientos. 

Una de las evidencias mas grandes de perder el hambre por Cristo, es que veneramos nuestra agenda y nunca permitimos que el Señor sea quien la interrumpa y la modifique. 

Estos tipos de episodios, aparecen frecuentemente en la primer era apostólica, cuando el movimiento de la Iglesia transitaba sus primeras expresiones. En muchísimas ocasiones podemos observar al Espiritu Santo interrumpir la agenda apostólica, y por ende la agenda de la Iglesia, haciendo que el curso divino no se pierda. Solo de esta manera la realización y consumación del propósito eterno estaba asegurada. 

Amados, necesitamos recuperar la sensibilidad y el temor reverente al Espiritu Santo. Temer al Espiritu Santo, nos hará entendidos en los tiempos, aunque no sepamos lo que debemos hacer mañana. Nuestra agenda nos notifica fehacientemente lo que debemos hacer, mas nuestro espíritu nos da testimonio de estar listos para cualquier interrupción del Espiritu Santo.

Les animo a permanecer sensibles, no solo viendo lo correcto, sino llevando toda visión a la oración. Porque solo la oración en el espíritu, generará en tu interior el sentir correcto.

1 Pedro 3:8 RV60 «…sean todos de un mismo sentir…»

Mis amados, si vemos al mismo, podemos llegar a sentir lo mismo… y si sentimos lo mismo, podemos llegar a participar de la misma agenda.

Participar de la misma agenda, es la perfecta unidad. Porque allí, toda participación -acciones en obediencia al placer De Dios- colaborará para la expresión de Cristo en la tierra. A caso ¿ésta no es nuestra única razón de vivir?

Recuerden:

La Felicidad No Esta En Un Año Nuevo, Sino En La Agenda Que Te Gobierna.

Paz.

Feliz Año Nuevo y ¡FELIZ AGENDA!

2 comentarios

  1. Extremadamente edificante. Cuánta gracia y sabiduría para mostrarnos el camino correcto. Gracias por esas horas de reflexión y escritura que nos ayudan tanto a conocer a Cristo. Que cada día Dios le añada más de El.

    Maty y Cynthia (Chaco)

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