Oramos para permanecer en Su Realidad.
Permanecemos en Su Realidad, en la medida que nos mantenemos:
- Viendo al Señor
- Viendo desde el Señor (Su Perspectiva).
Ver al Señor (conocerle) no es el propósito final; el fruto de esta visión es: ver como él ve. Necesitamos comprender que solo la oración nos permitirá graduarnos en la visión —verlo a él y luego verlo todo desde él—.
Cuando vemos como él ve, nos graduamos en fidelidad. Desde ese momento podemos colaborar con él, dado que todo lo estamos viendo desde Su mente —desde Su conocimiento—.
¿Cuántas veces alguien quiso ayudarnos a hacer algo específico y luego tuvimos mas trabajo por causa de que lo realizado no fue como nosotros queríamos hacerlo?
Se supone que para ser un verdadero colaborador no alcanza con ser voluntarioso sino que es necesario saber —tener conocimiento—.
Pablo estaba muy preocupado de que los santos sepan ciertas cosas, por esta razón encontramos las siguientes frases de él: “quiero que no ignoren”; “ustedes deben saber”; “quiero que sepan”; etc. Estas palabras se repiten una infinidad de veces en sus cartas —entre otras—.
Cuando se intenta realzar una tarea sin el conocimiento suficiente o necesario, se fracasará en la misión y otros lo sufrirán —no solo nosotros—. Es como pedirle a un niño de 5 años que nos ayude pintar la casa, o que prepare la cena.
Cuando dejamos de ver Su Realidad, nos adentramos a una vida que escasea de conocimientos, ya que extraviamos su perspectiva y lo que hacemos, lo hacemos según nosotros creemos conveniente, ignorando el deseo del Nuestro buen Padre.
La falta de conocimiento que nos da Su Realidad, nos descalifica como colaboradores, ya que una mala ejecución, puede poner en riesgo la vida de otros. Recordemos al joven inexperto que confundió la calabaza silvestre y casi mata a los hijos de los profetas por causa de ser inexperto e inmaduro (2º Reyes 4:38-41).
La oración nos mantiene en Su Realidad, y cuando permanecemos en Su Realidad —viendo como él ve— podremos colaborar con fidelidad, ofreciendo continuamente placer a Nuestro Padre Celestial.
Ver como Dios ve, es ver otra realidad; es entrar a Su realidad.
Entrar a Su Realidad es nada mas ni nada menos que ser sacado de mi realidad. Y esto es realizado en Su Cruz.
Tener su conocimiento es vivir en otra realidad: DONDE LO QUE ES REAL PARA DIOS, ES REAL PARA NOSOTROS.
Hebreos 11:3 RV60 Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía.
La realidad de Dios se vuelve tangible y visible solo por medio de Su palabra. Querer vivir la realidad de Dios y aislarme de sus palabras, es una incoherencia.
Para Dios lo real es: lo Espiritual, lo Eterno, lo Interno, lo Invisible, la Sustancia.
Por ejemplo; cuando los hombres naturales veían a Jesús, solo veían al hijo de un carpintero de Nazaret, pero cuando el Padre hablaba, él decía: “Este es mi amado y eterno Hijo en quien tengo complacencia”.
La única manera de permanecer en Su realidad, es mediante una genuina vida de oración. La oración nos permite ir mas allá de nuestras realidades temporales y efímeras, para adentrarnos a Su Corazón y a Su Verdad.
Entendamos por realidad la “Real Verdad”.
- La realidad de Dios es espiritual.
- La realidad humana es natural.
- Para los espirituales, lo espiritual es la realidad.
- Para los naturales, lo natural es su realidad.
- Repito: Realidad es la “Real Verdad”.
- Para los naturales: lo natural es su real verdad, y no podremos cambiarlos.
- Para los espirituales: lo espiritual es su Real Verdad, y no hace falta convencerlos de lo espiritual. Es su forma de vida.
No somos espirituales porque oramos. Somos espirituales porque hemos nacido de nuevo; y oramos, porque es nuestra única manera de vivir la Realidad Eterna de Dios, que por gracia nos fue concedida.