La Gracia: Naturaleza y Realidad De Nuestra Comunión Con Dios (parte 2)

Conociendo al Espíritu Santo y permaneciendo en su comunión, nos adentraremos al conocimiento profundo De Dios, y de todo lo que él ha dispensado en nosotros, evitando así caer en la apatía, la cual es producida por el vacío de la vida de Dios y  la saturación de religión —proceso sin progreso—.

La apariencia de piedad, es la simulación del evangelio…

Cuando su vida no crece en nosotros, seremos expertos en movimientos, actividades, vocabularios, palabras, frases, etc. pero sin el reflejo de Su Gloria. A esto los apóstoles le llamaban: “apariencia de piedad”.

La apariencia de piedad es la simulación del Evangelio. De ser así, solo seremos fiel al “mundo evangélico”, pero infiel al Evangelio.

La apariencia de piedad es una vida sin poder De Dios, es decir: una simple imagen ficticia que carece de eficacia transformativa. En otras palabras, portamos una imagen aceptada por aquellos que nos rodean, pero nuestro interior esta completamente arruinado y desaprobado delante de Dios.

2 Timoteo 3:1-5 RVR1960 «También debes saber esto: que en los postreros días vendrán TIEMPOS PELIGROSOS. Porque habrá hombres AMADORES DE SI MISMOS (la peligrosidad esta relacionada al comportamiento del hombre),  avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, que TENDRÁN APARIENCIA DE PIEDAD, pero negarán la eficacia de ella; a estos evita.»

Necesitamos volver a honrar al Espíritu Santo. Sin su guía y pedagogía estamos perdidos. Él nos enseña, él nos conduce, él nos recuerda (asunto que detestamos es la repetición) porque es una de sus principales funciones: repetir todo lo que hemos escuchado; él nos redarguye, él nos consuela, él nos exhorta, etc. solo el Espíritu Santo puede hacer que la comunión que ya nos fue otorgada sea una realidad de vida constante en nuestros días.

Conociendo al Espíritu Santo y permaneciendo en su comunión, nos adentraremos al conocimiento profundo de Dios, y de todo lo que él ha dispensado en nosotros, evitando así caer en la apatía, la cual es producida por el vacío de la vida de Dios y  la saturación de religión —proceso sin progreso—.

La apatía espiritual es el fruto de una generación frívola.

La apatía espiritual comienza cuando ignoramos que la presencia del Espíritu Santo es interna y eterna, creyendo que es externa, excepcional y ocasional. La frivolidad es la muerte espiritual de aquellos que se han dormido en el Señor.

Se llama “Frívolas” a las personas que adoptan conductas ligeras y superficiales. La frivolidad suele ser asociada a la estupidez o a una forma de inconsciencia. La persona que es frívola no se compromete con la realidad y se limita a quedarse con lo banal.

Sinónimos de frívolo: ligero, veleidoso, inconstante, inconsecuente, insustancial, intrascendente, fútil, vano.

2 Timoteo 2:4 NVI “Ningún soldado que quiera agradar a su superior se enreda en cuestiones civiles.”

Creer que podemos avanzar y colaborar con Dios solo pensando en el desarrollo de una actividad, deja en evidencia un engaño operando en nosotros. De lo contrario, quien disfruta el gobierno del Espíritu Santo en su interior, es una persona que constantemente y cotidianamente está tocando la realidad celestial, no solo mediante los sentidos del espíritu, sino mediante una profunda ministración que se  percibe por los sentidos naturales… 

La apatía nos deja frívolos, o la frivolidad nos hace apáticos (como queramos llamarlo); el fin es que no podemos quedarnos en lo banal y superficial; necesitamos como ministros competentes, estar tocando continuamente la realidad de Dios con nuestra conciencia.

Sin comunión solo hallaremos superficialidad.

La superficialidad, la paga nuestra descendencia… la manera de salir de la superficialidad es volver a las únicas bases: la oración y la palabra.

Si como padres nos volvemos frívolos, no solo dejamos en evidencia que perdimos la comunión, sino que estamos fuera de los limites que la palabra nos establece… y si nosotros no aceptamos los limites de la palabra, nuestros hijos escasearán de limites por causa de tener Padres que se han estupidizados (recuerden la definición de frivolidad y desde allí el real significado de estupidez).

Somos nosotros los padres, los que hoy se levantan para entregarse a la Gracia de Dios, adentrándose a un disfrute genuino de la perfecta comunión, y de la misma realidad del evangelio.

¿Cómo se que la comunión que tengo con mi Padre Dios es real?

  • Porque no puedo sacar de mi mente la realidad espiritual que vivo.
  • Porque la realidad espiritual que vivo es sustancial en mi y en los que me rodean.
  • Porque las interrupciones mas extraordinarias de mi vida son ocasionadas por el Espíritu Santo. 
  • Porque tengo un corazón insaciable por su Palabra.
  • Porque en mi casa me levanto como un sacerdote para que mi familia no deje de alcanzar la gracia y el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo (por falta de conocimiento hay cautividad y deterioro; Isaías 5:13 / Oseas 4:6).
  • Porque trato a las personas como Dios me trata y no como ellos me tratan.
  • Porque deseo estar en comunión con mis hermanos, buscando no perder las oportunidades que cada encuentro nos provee.

La comunión hace que la la vida de Dios fluya verdaderamente desde nuestro interior por causa de ese amor desbordante que solo en él podemos hallar, disfrutar y dispensar… todo lo que Dios pensó y determinó para nosotros su Iglesia se cumplirá, pero desde Su Amor. Jamas tendremos autoridad e influencia sobre aquello que no amamos. ¡Sin amor nada somos!

¡En breve publicaremos la tercera y ultima parte!

Tu servidor, Julián Rios.

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