Reforma, Orden y Movilización

La limpia conciencia siempre aceptará el buen orden. Cuando los intereses son los del Señor, y no los nuestros, tendremos tiempo y ocasión para seguir ordenándonos conforme a su diseño: una mente que toma la forma del beneplácito del Padre.

Sin dudas vivimos días de reforma, en donde la vida del Hijo de Dios está siendo visibilizada por causa de recibir un Evangelio puro que nos conduce a perder nuestras formas y aspectos, para ganar Su forma y ser así Su expresión.

Un Iglesia madura, es un cuerpo que está bien unido y ajustado, siendo gobernado y dirigido por aquel quien es la Cabeza: Cristo. De esta manera hacemos que nuestra gestión tenga el rostro del nuestro Padre celestial. Jesús lo dijo al decir:

“el que me ha visto a mi, ha VISTO AL PADRE…”

Si entre las muchas cosas que hacemos Dios no es visto, fracasamos en nuestra expresión. Aunque tengamos aparentes gestiones extraordinarias que se lleven los elogios y los aplausos de los hombres. Dios tiene que ser visto, y esa es la misión de la Iglesia.

Ahora bien, nadie pone en discusión el mensaje que llevaremos a las naciones de la tierra. Tenemos la mente de Cristo, y en la medida que sigamos avanzando en madurez, esa mente será clara, y nosotros como miembros, sin estorbos, recibiremos la información necesaria para una correcta expresión.

Hay una reforma que deseamos llevar y comunicar en las naciones de la tierra, y para esto necesitamos el medio adecuado, es decir, una movilización jerárquica. Se le ha tenido mucho recelo a la palabra “jerarquía”, pero esta tiene un significado preponderante para la movilización: “orden divino”.

Si el orden no es el adecuado, la movilización fracasará aunque tengamos el mensaje correcto.

El buen orden es la demanda de Dios para esta estación.

La limpia conciencia siempre aceptará el buen orden. Cuando los intereses son los del Señor, y no los nuestros, tendremos tiempo y ocasión para seguir ordenándonos conforme a su diseño: una mente que toma la forma del beneplácito del Padre.

Dios nos utiliza. Esto es una realidad, dado que las escrituras nos dicen que somos sus instrumentos, que colaboran con aquel que edifica la casa. No obstante, debemos decir que el buen orden es aquello que el Señor demanda de nosotros. Cuando el orden que abrazamos es un “orden familiar” o un “orden casero” —me refiero a “ese orden” puesto por nosotros mismos, regido por nuestros sentimientos y experiencias personales— la casa de Dios no puede ser edificada. Podemos hacer crecer una congregación, pero la Casa de Dios se edifica mediante el incremento de Cristo.

Aceptar el buen orden no significa que estemos desordenados (quizás si lo estemos), sino que muchas veces Dios desea GRADUARNOS en el ORDEN. Una casa siempre necesita ser ordenada. El buen orden no es una vez y para siempre, sino que el buen orden es la ubicación constante y cotidiana de lo que Dios va perfeccionando y añadiendo a Su Iglesia.

Es imposible mantener siempre el mismo orden cuando vamos creciendo y se añaden cosas. Pongamos el ejemplo de un hogar: tiene sus utensilios, electrodomésticos, muebles, etc. pero si usted comienza a agregar muebles y otros artefactos, se deberá encontrar un lugar para lo nuevo.

Así sucede en lo espiritual. Crecer es natural y la madurez nos hace crecer en el orden. No todo será como antes, cuando lo que se añadió nos fue confiado para ser administrado.

El buen orden que Dios nos provee mediante su Espíritu Santo y las autoridades, viene para una mayor expresión de Su persona. A veces el buen orden nos llevará a eliminar cosas que hasta ayer fueron “sagradas” y/o “valiosas”, o quizás nos lleve a clasificar protocolarmente lo que nos fue entregado.

Solo el buen orden traerá expansión. Cuando el orden es personal (bajo el manto de la disciplina individual) fracasaremos, pero cuando el orden viene de Dios, estaremos listos para expandirnos y ser confiables en la misión.

Colosenses 2:5 RV60 Porque aunque estoy ausente en cuerpo, no obstante en espíritu estoy con vosotros, gozándome y mirando vuestro buen orden y la firmeza de vuestra fe en Cristo.

Vemos a Pablo modelar la autoridad del Señor de manera impecable. Él en ningún momento sustituye a Dios, sino que lo representa con fidelidad, velando por ellos.

Cuando limitamos la autoridad espiritual a un acto presencial, limitamos a Dios y nos contradecimos al hablar de expansión y misión. Imagínese usted si la autoridad debería ser presencial, Tito nunca debería haberse ido a Creta o Pablo debería haberse ido con él, dejando de ser así la autoridad de él y de tantos otros. Una locura pensar esto. Si bien es cierto que hay una etapa espiritual que demanda la función pastoral para aquellos que aun necesitan un redil físico —hablamos de aquellos niños en Cristo—. Cada uno de ellos son ovejas que necesitan un pastor. Sin embargo cuando vamos a las escrituras vemos la graduación de aquellas ovejas que gozaban de un redil, un pastor y buena comida, siendo estas mismas las que quedaban sola en el aprisco y mas tarde enviadas como corderos en medio de lobos.

¿Que deseo señalar? Señalo que cuando el orden con el que nos movemos es un orden divino, bajo un entendimiento sano y maduro de la autoridad, no importa los escenarios que tengamos que enfrentar… solo importa que nos movamos ordenadamente y ajustadamente al diseño divino.

Deseo graficar lo dicho hasta aquí:

La primer imagen que se me viene es la de un dispositivo tecnológico (computadora, smartphone); el cual está compuesto por hardware y software.

Hardware es el conjunto de componentes físicos de los que está hecho el equipo y software es el conjunto de programas o aplicaciones, instrucciones y reglas informáticas que hacen posible el funcionamiento del equipo.

¿Qué es el hardware?

Es la parte que puedes ver y tocar de los dispositivos. Es decir, todos los componentes de su estructura física como pantallas y teclados.

¿Cuál es el software?

Estos son los programas informáticos que hacen posible la ejecución de tareas específicas dentro de un computador. Por ejemplo, los sistemas operativos, aplicaciones, navegadores web,  juegos o programas. Estas características siempre trabajan de la mano. Mientras el software aporta las operaciones, el hardware es el canal físico por el cual dichas funciones pueden realizarse. Aunque aún no tengamos idea de cómo evolucionen las cosas, esta combinación seguirá funcionando como la base del desarrollo tecnológico.

El Evangelio es una “tecnología” que hace visible a Dios. Esta tecnología es una vida y una mente operando en un cuerpo para expresar gestiones especificas y eternas.

Podemos tener el mejor “software” —de hecho lo tenemos mediante la mente de Cristo— pero si el hardware no esta bien unido, ajustado y correctamente conectado, será imposible visibilizar las acciones divinas.

De hecho muchos de nosotros hemos tenido malas experiencias con impresoras, por ejemplo, en donde tenemos una imagen bellísima por imprimir y la conexión esta fallida, o la misma impresora presenta fallas como niveles bajo de tinta, suciedad en los rodillos o cualquier otro problema. Nos damos cuenta que el software brinda perfección, pero la mala calidad de los componentes externos terminan definiendo el producto.

El buen orden viene a eliminar los estorbos de: malos ajustes, limpieza superflua y conexiones fallidas.

Y ¿cómo no mencionar el segundo ejemplo?: el cuerpo humano.

Podemos tener las mejores ideas, pero si la salud y la movilidad de los miembros es mala, las brillantes ideas no podrán visibilizarse.

Todos hemos jugado futbol en algún momento de nuestra vida. De jovenes solíamos movernos mejores de lo que nos movemos ahora (si es que nos movemos); sin embargo muchas veces jugando, tenemos la idea de lo que hay que hacer con el balón en nuestros pies, pero la falta de entrenamiento, el exceso de peso y nuestro deplorable estado físico, hacen que las mejores jugadas que “craneamos” no sean vista. ¿Lo podemos ver? No es un problema de mente, sino del estado en el cual se encuentran los miembros que responden a esa mente.

Conclusión: 

Sin dudas que estos días, son días de un nuevo orden, de nuevos ajustes y de limpieza… una limpieza que elimina los estorbos que impiden la nítida comunicación entre el cerebro y los miembros.

Hace un tiempo leí un articulo escrito por un medico neurocirujano, el cual explicaba el “síndrome de la mano alienígena”.

La mano alienígena es un síndrome que afecta a personas que sufren una desconexión entre la mano y el cerebro (por causa de un ictus o cualquier otra obstrucción y/o problema nervioso). Esto lleva a que la mano se mueva independientemente de lo que el cerebro desea expresar. Imaginemos por un segundo este cuerpo queriendo bailar un vals y la “mano alienígena” por causa de estar desconectada de la cabeza, expresa movimientos extraños independientemente de lo que el cuerpo sincronizadamente esta ejecutando. Dios nos está ministrando y equipando para evitar “gestiones alienígenas”, las cuales se expresan independientemente de lo que el cuerpo desea gestionar.

Efesios 4:15-16 RV60 …sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo, de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor.

5 comentarios

  1. Sin dudas estos son tiempos del señor, donde llama a su iglesia a hacer ajustes y llevar orden en todas las áreas otra ser coherentes con lo que hablamos, y expresamos. GRACIAS JULIAN!!Esto nos edifica y nos lleva a examinarnos y reconocer aquellas áreas que aún siguen en desorden en nosotros.

      1. Gracias Julián por esta enseñanza!!! Separados del Señor nada podemos hacer,y unidos al cuerpo de Cristo,ordenados cada día bajo su orden,no seremos esa mano desconectada del cerebro.Gracias al Señor de nuestra vida por toda enseñanza…Es un tiempo único el que estamos viviendo.Sigo aprendiendo y orando por la iglesia de Cristo!

  2. Gracias Julián por esta enseñanza!!! Separados del Señor nada podemos hacer,y unidos al cuerpo de Cristo,ordenados cada día bajo su orden,no seremos esa mano desconectada del cerebro.Gracias al Señor de nuestra vida por toda enseñanza…Es un tiempo único el que estamos viviendo.Sigo aprendiendo y orando por la iglesia de Cristo!

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