Reino & Adoración II: «Bautizados en Un Cuerpo«.
En esta segunda parte, quisiera dedicar el tiempo para poder describir algunos asuntos de la vida corporativa.
- La adoración en espíritu y en verdad, fluye desde una vida saturada de gracia y verdad. Esta gracia y verdad, es la misma vida, sustancia y realidad de Dios en nosotros. Estos componentes son sustanciales para ser llamados Hijos de Dios. Por lo tanto nuestra posición delante de Dios, es la posición de Hijos.
- Gracia y verdad es la vida de toda persona que fue traspasada por la cruz. Fue en aquella cruz que nuestra naturaleza fue mudada: de ser enemigos de Dios, pasamos a ser sus hijos; de estar separados de él, pasamos a vivir como reyes y sacerdotes.
- Somos hijos porque ahora vivimos en el Hijo. Somos reyes y sacerdotes porque ahora vivimos en aquel que es rey y sacerdote.
- Esto nos lleva a pensar que fuera de Cristo no existe ningún tipo de relación con Dios. Fuera de Cristo podemos encontrarnos con la religión, la cual maquilla una relación inexistente con un dios creado e imaginado en la mente del hombre.
- Fuera de Cristo hay mucho lugar para la imaginación —de hecho esta gobierna— y todos los esfuerzos están basados en tener una relación con Dios.
- En Cristo no hay lugar para la imaginación, porque la visión gobierna al hombre espiritual. No es lo mismo ver que imaginar. El hombre espiritual no imagina… solo ve.
- En Cristo, nuestra posición es de miembros, en donde cada uno tiene una posición y función. En este cuerpo, llamado Iglesia, no se hace nada que no preceda de Cristo. Esta es la razón por lo cual se nos insta a recordar que somos miembros y que servimos a Dios mediante el servicio mutuo.
- El miembro no conoce otra vida fuera de la dependencia. La independencia expone a los mutilados.
- Vivir en Cristo, es disfrutar la comunión con Dios y con todos los santos redimidos por la cruz.
- Fuera de Cristo la adoración se ve como “una cosa” que hacemos debes en cuando (reduciendola a un evento) y de manera personal. En cambio, en Cristo la adoración deja de ser “una cosa” para ser la vida que une en un mismo sentir a todos los miembros.
- Hay un punto en donde vemos la adoración de manera individual o personal, pero la verdadera adoración es la gestión exacta de cada miembro, que hace brillar a este cuerpo glorioso llamado iglesia.
- La adoración es la vida gloriosa de la Iglesia que da honor al Padre en la medida que obedece toda orden que procede de Cristo, quien es la cabeza del cuerpo.
- Sin conexión al cuerpo de Cristo, es imposible adorar. No hay adoración fuera del cuerpo.
La conexión a la vida corporativa es la adoración.
La adoración es la evidencia de alguien que vive una realidad corporativa y no una realidad individual.
La adoración es la vida que solo se experimenta en Su cuerpo, en el Nuevo Hombre… el Nuevo Hombre disfruta la verdadera adoración, sostenida por sacrificios que le agradan a Dios.
Al hablar de sacrificios, no hablamos de realizar asuntos que nos cuestan, porque nada cuesta luego que nuestra vida haya sido ofrecida como un verdadero culto. Todo lo que cuesta, deja en evidencia nuestra vida de secuestradores. Le hemos secuestrado a Dios el cuerpo que nos dio, sometiéndolo a deseos personales y propósitos vanos.
El verdadero adorador es aquel que entrega lo que Dios desea recibir. Y lo que Dios desea recibir, se revelará a nuestra espíritu cuando hayamos perdido nuestra vida, porque el Padre revela sus deseos a Su Hijo.
Mateo 11:27 NTV »Mi Padre me ha confiado todo. Nadie conoce verdaderamente al Hijo excepto el Padre, y nadie conoce verdaderamente al Padre excepto el Hijo y aquellos a quienes el Hijo decide revelarlo».
Acceder al deseo del Padre para conocer su corazón, no es algo que vayamos a hacer, sino que es algo que ya sucedió en Cristo. Estar en Cristo es la posición de comunión con el Padre. No hay nada oculto para aquellos que fuimos bautizados en Cristo Jesús.
La pregunta es ¿porque aun no conocemos todo? Porque necesitamos madurar en esta vida de cuerpo. Las cosas que aun no se me revelaron y alumbraron, dependen de la madurez. Porque todo lo que Dios quiere, esta basado en la comprensión total de su Iglesia como cuerpo y en aquel servicio de amor al prójimo. Dios nada nos dará que no sea para servir a quienes nos rodean.
La adoración en espíritu y verdad, es la madurez de los santos que crecen en conocimiento, gracia y verdad. La gracia y la verdad aumentan en la medida que la dispensamos correctamente —no usándola para asuntos personales—. Mas gracia nos será confiada, por el hecho de que lo que recibimos del Padre, es dispensado en los destinatarios correctos.
Muchas veces se dijo que la adoración es “entrega”, y es verdad. Pero a su vez no es una verdad final y/o completa, porque la verdadera entrega, es la entrega que Dios demanda y no la que nosotros queremos darle.
La vida en el cuerpo de Cristo esta sostenida por la actividades de los miembros, y estos miembros realizan las actividades que la cabeza ordena: “HACEMOS TODO LO QUE PROCEDE DE CRISTO”.
La verdadera forma de adorarlo es vivir para su agrado.
Romanos 12: 1-2 NTV 1 Por lo tanto, amados hermanos, les ruego que entreguen su cuerpo a Dios por todo lo que él ha hecho a favor de ustedes. Que sea un sacrificio vivo y santo, la clase de sacrificio que a él le agrada. Esa es la verdadera forma de adorarlo. 2 No imiten las conductas ni las costumbres de este mundo, más bien dejen que Dios los transforme en personas nuevas al cambiarles la manera de pensar. Entonces aprenderán a conocer la voluntad de Dios para ustedes, la cual es buena, agradable y perfecta.
Este comienzo: “por lo tanto”, viene a colación de lo que Pablo dice anteriormente, al referirse que nadie puede conocer los pensamientos de Dios, sino el Espíritu de Dios, ya que a nosotros se nos hace difícil entender los caminos y pensamientos de Dios. Pero tenemos la oportunidad de conocerle mas profundamente y entender sus caminos: viviendo en él… POR LO TANTO: ¡entrega tu vida entera a él como un sacrificio vivir y santo! No hay mejor adoración que una vida rendida a Su Propósito.
Un verdadero adorador:
- Está rendido a Su propósito.
- Es permeable a la voz de Dios —la voz de Dios le da forma a su mente y pensamientos; en otras palabras “soy lo que Dios dice que soy y no lo que el mundo trata de imponerme—.
- Es rebelde a la moda del sistema del mundo —entiende que la moda es efímera, por lo tanto no vive al ritmo de la moda actual, sino al ritmo de la voz de Dios y de Su propósito—.
- Vive sumergido en una vida de constante conocimiento de la voluntad de Dios —no tiene tiempo para preocupaciones efímeras—.
- Vive en una dinámica buena, agradable y perfecta, ya que esta bautizado en la voluntad de Su Señor.
La iglesia no es lo que el mundo dice que es. La Iglesia es la vivencia cotidiana y perfecta de la presencia de Dios. Es el disfrute eterno de Cristo. Es el gozo inamovible. Es pertenecer a una vida indisoluble e indivisible.
La verdadera adoración, es la rendición a la verdad presente. Es vivir absorbidos y gobernados por esta verdad.
La palabra que nos gobierna determina en que reino vivimos y a que rey servimos.
La adoración es servicio al rey mediante la verdad presente. No es un rey a nuestro servicio, sino un rey que se sirve de nuestro servicio.
Cuando él tiene toda autoridad sobre nuestra vida, sus palabras se vuelven visible a través de nuestra obediencia… obedecemos para que él sea visto.
Para cerrar…
En estos días aprendí algo valioso: nosotros decidimos ofrecernos como una ofrenda, o como una víctima.
La víctima: es aquel que por la culpa es impulsado a ofrecerse. Tal ofrecimiento es una victimización por el gran peso de culpa y remordimiento.
La ofrenda: es aquel que se entrega por amor.
Efesios 5:2 RV60 Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante.
El Padre amó, por eso dio su ofrenda: su hijo.
El Hijo nos amó, por eso su sacrificio fue una ofrenda. Él no fue como una víctima, el fue en obediencia.
Los sacrificios dejan de ser sacrificios cuando obedecemos. Porque al obedecer en amor, todo se transforma en una ofrenda de amor.
1º Samuel 15:22-23 RV60 Y Samuel dijo: ¿Se complace Jehová tanto en los holocaustos y víctimas, como en que se obedezca a las palabras de Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros. 23 Porque como pecado de adivinación es la rebelión, y como ídolos e idolatría la obstinación. Por cuanto tú desechaste la palabra de Jehová, él también te ha desechado para que no seas rey.
Los sacrificios siguen agradando a Dios solo cuando estos son una verdadera ofrenda, como consecuencia de obedecer sus palabras.
La peor rebelión, es la rebelión a la visión celestial —diseño divino—. Cuando nos respetamos los protocolos originales, nuestra vida es una constante adivinación. Por esta razón compara la adivinación con la rebelión. Porque quien se rebela a lo que Dios muestra e indica, necesita paliativos para procurar ver y entender lo que hay que hacer —las dudas y la desesperación caracterizan esta etapa—.
La peor idolatría, es la que atesora al ego como ídolo principal del corazón. Quien rinda honor al ego, siempre será hostil al propósito eterno. El idolatra no deja lugar para que el Espiritu Santo lo convenza, porque sus ideas y perspectiva son mayores a las de Dios —aunque diga que son de Dios—. Obstinado: Que se mantiene excesivamente firme en una idea, intención u opinión, generalmente poco acertada, sin tener en cuenta otra posibilidad.
Rebelde e idolatra es el miembro que perdió conexión con la cabeza. Es imposible tener conexión con otros miembros, cuando la conexión con la cabeza se ve estorbada.
Adoramos en la medida que la cabeza siga siendo nuestra cabeza y que los miembros del cuerpo sean mis únicos receptores de amor y servicio.