Cada vez que hablamos de la palabra Honra, hablamos de PESO.
En esta cita que mencionaré, observaremos un principio eterno: Dios decidiría dar honra a quienes le honren, pero a su vez, serían tenido en poco aquellos que deshonraran su nombre.
Tener en poco a Dios es no darle el peso adecuado. De hecho la palabra honra (kabod) significa peso, gloria.
1 Samuel 2:30 RV60
Por tanto, Jehová el Dios de Israel dice: Yo había dicho que tu casa y la casa de tu padre andarían delante de mí perpetuamente; mas ahora ha dicho Jehová: Nunca yo tal haga, porque yo honraré a los que me honran, y los que me desprecian serán tenidos en poco.
En otras palabras Dios estaba diciendo: “yo daré peso a quienes me den peso…”
¿Qué es lo que mas pesa en nuestra vida? ¿Qué es lo verdaderamente importante en nuestra vida? ¿Ocupamos el tiempo en lo que verdaderamente importa?
Estas preguntas que nos hacemos, nos ayudan a detenernos y mirar atentamente aquello que se esta llevando toda nuestra atención y dedicación.
El apóstol Pablo es quien le dice a los filipenses:
Filipenses 1:10 NTV
Quiero que entiendan lo que realmente importa, a fin de que lleven una vida pura e intachable hasta el día que Cristo vuelva.
La vida que vivimos es el resultado de aquello que verdaderamente nos importa.
Todo lo que tenga peso en ti, siempre dará como resultado una gestión de vida. Lo que vivimos no es inocente; sino que nuestra vida esta relacionada con aquello que verdaderamente nos importa.
Muchas veces estamos detenidos. Y este “stop” en nuestra vida, tiene que ver con asuntos que no tienen importancia para Dios. ¿Puedo detenerme en la vida? Si claro, pero el detenimiento correcto nace en la petición de Dios y no en el deseo de nuestra alma. Porque cuando nos detenemos en aquello que Dios ha pedido, estaremos avanzando.
Cuando Dios nos pide detenernos para entender lo que verdaderamente importa, estamos avanzando hacia un real entendimiento. Pero cuando nos detenemos en asuntos que únicamente para nosotros son de importancia, comenzamos a ser absorbidos por el egoísmo y la vanidad, y estos siempre producen: enajenación de la vida de Dios.
Efesios 4:17-18 RV60
17 Esto, pues, digo y requiero en el Señor: que ya no andéis como los otros gentiles, que andan en la vanidad de su mente,
18 teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón;
La vanidad de la mente responde a un comportamiento muy egoísta y personal. Es decir, que el vanidoso pone atención en las cosas que personalmente le interesa. No tiene una perspectiva celestial, sino terrenal. Por esta razón pone su mirada en aquellas cosas de importancia personal. Esto trae ignorancia y la ignorancia son aquellas tinieblas que me vuelven ajeno a la vida de Dios.
Es tiempo de darle peso y valor a aquello que Dios le a dado peso y valor.
El peso de Su vida en mí, es directamente proporcional al peso que yo le doy a él.
El peso de Su gloria y de Su presencia en nosotros, se debe al peso que yo le he dado a él en mi vida.
Siempre contemplamos a Jesús. Como él anduvo en esta tierra. La presencia de Dios era indiscutible. Sin abrir su boca ministraba, liberaba, enseñaba…
No pretendamos impactar nuestro entorno cuando Dios no se lleva toda honra y gloria de nuestra parte.
Honremos a Dios. Démosle a él todo el peso de importancia que merece. Porque ese peso que nosotros le demos, volverá a nosotros en manifestación.
No esperemos un milagro de él en esta tierra, cuando el milagro ya fue depositado por gracia en nosotros.
En esta vida, todo es cuestión de peso. La honra marca el rumbo de nuestra vida.
Siempre viviremos días difíciles. El tiempo “cronos” siempre estará embravecido por las diferentes crisis temporales, pero de nosotros depende el no soltarnos del tiempo “kairos”, que es la temporada y estación eterna que Dios marcó para que nosotros vivamos.
Efesios 5:15-17 RV60
15 Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios,
16 aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos.
17 Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor.
Efesios 5:15-17 NTV
15 Así que tengan cuidado de cómo viven. No vivan como necios sino como sabios. 16 Saquen el mayor provecho de cada oportunidad en estos días malos.
17 No actúen sin pensar, más bien procuren entender lo que el Señor quiere que hagan.
Pablo le estaba alertando a los hermanos de Éfeso sobre el cuidado que debían tener a la hora de vivir la vida. Porque en esta vida, es normal atravesar días (cronos) malos, pero lo que no es normal es que nosotros nos desconectemos del kairos, es decir, que nos desconectemos de la temporada y estación que Dios abrió y dispuso de antemano para nosotros.
Por esta razón regresamos a lo mencionado a los filipenses:
“…procuren entender lo que verdaderamente importa…”
Cuando logramos entender lo que verdaderamente importa (la voluntad de Dios) los días malos no se apoderan de nuestra alma, sino que el kairos de Dios esta gobernando todo nuestro ser: espíritu, alma y cuerpo.
Nosotros decidimos darle peso al cronos, o a la voluntad de Dios expresada en una estación.
Cuando nuestra atención es colocada en el kairos, comprendiendo su voluntad, los días malos producirán en mí un mayor peso de gloria. Pero cuando los días malos pesan mas que la voluntad de Dios, tendremos peso, pero un peso que nos impedirá avanzar.
2 Corintios 4:17-18 NTV
17 Pues nuestras dificultades actuales son pequeñas y no durarán mucho tiempo. Sin embargo, ¡nos producen una gloria que durará para siempre y que es de mucho más peso que las dificultades!
18 Así que no miramos las dificultades que ahora vemos; en cambio, fijamos nuestra vista en cosas que no pueden verse. Pues las cosas que ahora podemos ver pronto se habrán ido, pero las cosas que no podemos ver permanecerán para siempre.
Según en donde este puesta la mirada, es el peso que tendremos mañana.
Puede que mañana vivas con un peso incorrecto. Con un peso que te impida correr velozmente. Quizás mañana tengas una carga de la cual debas despojarte, que te terminen conduciendo al Señor para despojarte de toda carga y peso. El peso incorrecto esta determinado por tus ojos. Todo lo que tus ojos miren, será el peso que adquieras mañana.
Pero si decidimos colocar nuestra mirada en lo eterno, el peso que tendremos, será el peso de su presencia y naturaleza en nosotros.
Nosotros decidimos en donde colocar nuestra mirada. Allí en el verso 18 se nos presenta una contrariedad. Considerar las “dificultades del cronos” o considerar los materiales eternos dispensados en el kairos.
Hoy Dios nos pide que volvamos nuestra mirada a él. Regresamos a profundos y verdaderos días de contemplación.
Recordemos que la vida en Cristo, es una vida en donde el aprendizaje también es por vista. Todo lo que contemplo se aprende en mí. Por esta razón Jesús declaraba ver al Padre y hacer lo que de él veía.
El peso sustancial de tu vida, responde a aquello que robo tu mirada.
¿Saben una cosa? Nada puede resistirse a nuestro Señor Jesús. Si volvemos nuestra mirada a él, Su vida pesará en nosotros.
Hebreos 12:1-2 NTV
1 Por lo tanto, ya que estamos rodeados por una enorme multitud de testigos de la vida de fe, quitémonos todo peso que nos impida correr, especialmente el pecado que tan fácilmente nos hace tropezar. Y corramos con perseverancia la carrera que Dios nos ha puesto por delante.
2 Esto lo hacemos al fijar la mirada en Jesús, el campeón que inicia y perfecciona nuestra fe. Debido al gozo que le esperaba, Jesús soportó la cruz, sin importarle la vergüenza que esta representaba. Ahora está sentado en el lugar de honor, junto al trono de Dios.
El peso que nos impide correr, son errores que se nos apegaron por causa de una mala visión. Por eso, para correr bien esta carrera, el apóstol sugiere volver nuestra mirada al único que inicia y perfecciona nuestra fe: ¡Jesús!
Jesús tuvo que soportar tanta hostilidad, pero su mirada no estuvo en la hostilidad, sino en el fruto eterno que produciría la cruz.
Puedes correr con tu propio peso, o puedes correr con el peso que él decidió darte de antemano.
Mateo 11:28-30 RV60
28 Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.
29 Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas;
30 porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.
Sencillamente Jesús nos invita a un cambio de peso.
De alguna manera podemos decir que: yugo y carga siempre llevaremos. Pero nosotros decidimos quien nos coloca el yugo y que tipo de carga llevaremos.
El reposo de nuestras emociones solo se haya en el gobierno de Su voluntad. En su voluntad hay verdadero aprendizaje. Y lo primero que aprendemos es mansedumbre y humildad.
Todo en esta vida es cuestión de peso.
¿Vives con tu propio peso? O ¿vives en el peso que Dios determinó darte?
En otras palabras no te honres a ti mismo… honra a Dios, porque Dios honra a los que le honra. Dios dará el peso de Su vida a aquellos que primero le dieron el valor y la importancia a lo que verdaderamente importa.
Todo es cuestión de peso…