Hay algo que arde en mi corazón, y es el dolor que me genera el ver tantas personas, entre ellos amigos y conocidos, pasar por malos momentos y como terminan siendo rápidamente absorbidos hasta la angustia.
Los malos tiempos a todos nos avecinan. No podremos escapar ni huir de ellos. El secreto no está en descubrir algún método o estrategia para evadir los días malos, sino saber como enfrentarlos.
Hoy deseo ayudarles con un pensamiento que el Espiritu Santo me ha regalado. Comenzaré leyendo aquellas palabras de Pablo a la iglesia en Éfeso.
Efesios 5:15-17 NTV Así que tengan cuidado de cómo viven. No vivan como necios sino como sabios. 16 Saquen el mayor provecho de cada oportunidad en estos días malos. 17 No actúen sin pensar, más bien procuren entender lo que el Señor quiere que hagan.
El hombre siempre deseó y buscó seguridad. De hecho la seguridad está dentro del listado mas importante de aquellas cosas que el hombre mas estima. Todos quieren una vida segura.
Pero de algo estoy convencido. No todos dejan en completa seguridad su propia vida. Es decir, cuidan el cuerpo, lo externo, pero descuidan fácilmente su mundo interno; descuidando así el corazón y todo el paquete de sentimientos almacenados en el alma.
Por fuera estamos bien, pero por dentro, muchas veces, nos encontramos en ahogos constantes, producto de los que vivimos cotidianamente.
Si este es tu sentimiento y logras identificarte con estas primeras líneas, quiero decirte: no te aflijas. El evangelio es lo que eliminará de raíz aquello que hoy te oprime y te impide vivir en paz.
El evangelio es la vida abundante del Hijo de Dios es nosotros. Es Jesucristo mismo penetrándonos, así como una semilla, para producir Su Vida en nuestro interior.
- El cuidado de como vivimos.
Efesios 5:15 NTV “Así que tengan cuidado de cómo viven…”
El cuidado de nuestras vidas, se comienza recibiendo la semilla correcta.
Cuando la vida de Cristo penetra nuestro “sistema humano”, no dejaremos de ser vasos de barro, sino por el contrario, seguiremos siendo esos vasos frágiles, pero con un contenido invaluable, es decir, conteniendo en nosotros un tesoro precioso, capaz de gobernar y controlar todo nuestro ser.
La diligencia radica en cuidar nuestras vidas, como el cuidado de una buena tierra. Velando y poniendo atención para detectar cualquier tipo de amenaza que venga en forma de semilla. Las palabras, los consejos y todo lo que podamos ver y oír, son semillas que se esparcen en el mundo entero. De esto debemos tener cuidado y discernir, comprobar, aquello que viene de Dios y aquello que no viene de él.
2. Viviendo como sabios.
Efesios 5:15 NTV “…No vivan como necios sino como sabios”.
Es el necio el que no sabe discernir; por lo tanto malgasta su tiempo, invirtiéndolo en asuntos que tarde o temprano lo afectaran directa o indirectamente.
¿Dónde esta puesta nuestra mirada? ¿Cuáles son las cosas que mas valen y pesan en nuestra vida?
El sabio vive preguntándose si lo que hace, dice, mira y escucha, colabora para que Cristo crezca en Su interior; si no es así, inmediatamente es desechado.
Podemos decir que el sabio es un buen clasificador de semillas. Esta fino en su discernir. Puede detectar tempranamente el mal pronóstico de una semilla e ignorarla de antemano.
3. Los días son malos.
Efesios 5:16 NTV “Saquen el mayor provecho de cada oportunidad en estos días malos”.
¿Porqué se insta a vivir como sabios? Porque ya no es ninguna noticia decir que: “los días son malos…”
Hay algo que debemos saber, y es que nosotros jamas vamos a elegir cuales son los días que queremos vivir, pero si podemos elegir como vivirlos.
Si bien los días que vivimos no son opcionales, lo que si es opcional es como nos sentiremos en esos días, es decir, en donde vamos a colocar el énfasis de lo vivido.
4. Hay que pensar bien… Procurando entender lo que verdaderamente importa.
Efesios 5:17 NTV “No actúen sin pensar, más bien procuren entender lo que el Señor quiere que hagan”.
Esta no es una opción si quieres sacar el mayor y mejor provecho de los días malos.
Pensar muy bien antes de actuar. Un asunto difícil para muchas personas que se vuelven impulsivas y reaccionan ante todo.
Entonces ¿Qué hago en el día malo? ¿Cómo se que estoy pensando bien en el día difícil?
La respuesta es clara: si aquello que estoy pensando me conecta con lo que Dios desea que yo aprenda, ese pensamiento sacará provecho y se capitalizará en nuestro interior.
El problema esta cuando nos preocupamos. En cambio, la solución del problema esta cuando nos ocupamos.
La preocupación crea y exagera el problema, porque la mayoría de las preocupaciones no se basan en la realidad, sino que se basan en las suposiciones que no sabemos si ocurrirán.
La ocupación, tiene la particularidad de construir, de avanzar y concretar cierto proyecto.
Entonces el consejo de Pablo tiene toda veracidad al decirnos que nos ocupemos por entender lo que Dios quiere hacer en estos días. ¿Porque? Porque cuando nos ocupamos en entender a Dios, estaremos colaborando en la consumación de su propósito eterno en esta tierra.
Alguien ocupado en los negocios del Padre y en Su proyecto eterno, será alguien con un claro entendimiento de lo que debe realizar, aun estando en días malos y difíciles.
Los días malos ponen en evidencia lo que estamos construyendo en esta vida: si construimos su vida en nosotros, o estamos construyendo algún plan personal.
Los días malos tienen la particularidad de colocar todos nuestros asuntos en crisis, porque es en la crisis que nos damos cuenta que todo lo que tenemos es Su Gracia en nosotros. Digo esto porque sencillamente, los días malos, no encuentran solución ni salida en las capacidades humanas, de lo contrario nadie los llamaría “días malos”.
Los “días malos” nos llevan a conocerlo mas a él. Por este motivo, un día malo vivido en sabiduría, es un día en donde mas conocemos a Dios y mas experimentamos su gracia.
¿Cómo podemos llegar a conocer el poder de Su Gracia, si en todo lo que hacemos, nosotros “sabemos como hacerlo”, y en todo “nos sentimos fuerte”?
El día malo viene para demostrar nuestra debilidad. Porque es solo en el descubrimiento de nuestros límites que podemos conocer profundamente Su Gracia.
Por esta razón el débil puede decir: ¡fuerte soy!
Ocupados en el día malo.
Ahora bien, si hablamos de ocuparnos, debemos comenzar por el principio: ¡mirar bien!
Nadie que mire bien, se ocupará bien… es decir , lo que miro definiría nuestra ocupación, dedicación y concentración.
Todo lo que desarrollamos en la vida esta atado y ligado a nuestra concentración.
La concentración siempre da a luz desarrollo.
Lo que desarrollamos, ejecutamos y manifestamos, señala aquello que estoy observando atentamente.
Los arqueros que con sus arcos y flechas apuntan al blanco, deben primeramente mirar el blanco, concentrarse y disparar. De la misma manera es en todos los asuntos de la vida: no pretendamos dar al blanco de aquello que no se esta llevando nuestra atención.
Debemos reconocer, que muchas veces vivimos en una dicotomía: por un lado deseamos “dar al blanco” y por el otro lado vivimos una vida en donde aquel blanco no se lleva mi atención.
No pretendamos vivir y experimentar a Dios, cuando él no se vuelve el centro de nuestra atención.
El secreto de sentir a Cristo y experimentarlo, esta en aprender a poner nuestra mirada en él, procurando entender lo que verdaderamente importa.
Cuando nuestra mirada esta fija en Jesús, quien es el autor y consumador de nuestra fe, lo que nos espera es ENTENDER LO QUE VERDADERAMENTE IMPORTA.
La verdadera ocupación esta en entender lo que verdaderamente importa.
Muchas veces pasamos el tiempo procurando entender el “día malo”, haciéndonos preguntas sin sentidos, como por ejemplo: “porque”, “justo a mi me tiene que pasar”; también accediendo a la puerta de la queja, de la ira, etc.
Vuelvo a repetir, la verdadera ocupación es dedicar nuestra vida entera a entender lo que verdaderamente importa. Cada estación tiene como objetivo conquistar el entendimiento de lo que importa.
¿Y que es lo que importa? Lo que verdaderamente importa es conocerlo mas a él; conocer Su propósito, sus planes, sus intenciones y sus deseos para la estación presente.
Cuando logramos entender todo lo suyo, lo que vivimos tiene sentido, y el “día malo” recibe el significado real.
Es Pablo quien le dice a los colosenses: “si han resucitado con Cristo, busquen las cosas de arriba, no las de la tierra…”
Alguien traspasado por la cruz, es alguien que tiene fija su mirada en lo eterno, aun en el día malo.
Haber experimentado a Jesucristo en la cruz, es haber corregido nuestra visión. Una visión que busca comprensión eterna y no una comprensión natural.
La cruz no puede estar ausente en la proclamación del evangelio. Porque gracias a ella y al sacrificio de Su Hijo, que hoy podemos acceder a una visión correcta, para una comprensión correcta de lo que vivimos.
La cruz, nos permitió acceder al verdadero entendimiento de las estaciones y temporadas que vivimos.
Puedo recordar también a Pablo decirles a los hermanos de Filippo: “Quiero que entiendan lo que realmente importa, a fin de que lleven una vida pura e intachable hasta el día que Cristo vuelva”. (Filipenses 1:10 NTV)
El día malo no es una excusa para vivir con errores y falencias. El día malo es la oportunidad para rendirnos a Su Gracia, es la oportunidad para conocerle mas profundamente, y descubrir cuan frágil somos, pero cuan fuerte somos en él.
En el verso que leímos de filipenses, al decir la palabra “intachable”, indica a alguien que fue examinado a la luz y fue hallado sin falta.
Cuando nos concentramos en lo que realmente importa, la luz dejará en evidencia que en nosotros no hay sombras de engaño ni de religión, sino que hay verdadera vida abundante creciendo en nosotros.
Deseo cerrar, leyendo un texto de Pablo a los corintios y que interactuemos un poco con las palabras que menciona Pablo. Allí descubriremos que nosotros siempre tendremos la opción de hacer énfasis en la realidad efímera o en la verdad eterna. Veamos…
2 Corintios 4:7-10 RV60 Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros, 8 que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados; 9 perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos; 10 llevando en el cuerpo siempre por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestros cuerpos.
Observemos el siguiente detalle:
- Nadie niega la tribulación, pero no podemos ignorar el NO ANGUSTIADOS.
- Nadie niega los apuros, pero no podemos ignorar el NO DESESPERADOS.
- Nadie niega la persecución, pero no podemos ignorar el NO DESAMPARADOS.
- Nadie niega el derribo, pero no podemos ignorar el NO DESTRUIDOS.
Descubrir y disfrutar el tesoro que llevamos en nuestra vida frágil, nos lleva a poner el énfasis en lo eterno y no en lo temporal.
Lo temporal te dice que puedes estar: atribulado, en apuros, perseguido, derribado…
Pero la eterna victoria de la cruz te lleva a proclamar que: no estas angustiado, ni desesperado, ni desamparado, ni mucho menos destruido…
En el plano natural:
- Las tribulaciones se viven con angustias.
- Los apuros se viven en desesperación.
- La persecución se vive en desamparo.
- El derribo se vive en destrucción.
En el plano eterno:
- Las tribulaciones, se viven con gozo.
- Los apuros, se viven bajo la custodia de la paz.
- Las persecuciones, con el consuelo del Espiritu Santo.
- El derribo, con edificación y crecimiento.
Estar crucificados juntamente con Cristo, cambia nuestra perspectiva y entendimiento. Por lo tanto todo lo que vives, será un aumento constante de peso de gloria en ti, porque en el proceso, puedes ir comprendiendo lo que realmente importa: Su Vida En Nosotros.
Nosotros decidimos en donde pondremos el énfasis. Tu decides que resaltar en la vida. Lo que resaltas es lo que ves y lo que ves es lo que terminas hablando y anunciando.
Si logras volver tu mirada a la cruz, lo que tu boca expresará es la victoria eterna de la cruz, y no la prueba efímera de aquello hoy atraviesas.
El día difícil, deja de ser amenazante, cuando puedes redirigir tu mirada a la cruz. Allí el énfasis cambia y la experiencia es mudada.