Cuidado, Crecimiento y Dispensación II

Continuamos con lo compartido ultimamente…

PARTE II

Hebreos 10:19-25 RV60 19  Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo, 20  por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne, 21  y teniendo un gran sacerdote sobre la casa de Dios, 22  acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura. 23  Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió. 24  Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; 25  no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca.

El consejo apostólico es siempre el mismo: mantenernos firmes en aquello que hemos reconocido y ahora profesamos.

Mas adelante (26-39), el apóstol continúa mencionando algunos detalles no menores:

  • 28, 29. Si había muerte al violar la muerte de Moisés, ¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que pisoteare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado, e hiciere afrenta al Espíritu de gracia?
  • 32, 34. Traigan a memoria todos los padecimientos que han tenido.. sufriendo con gozo y gran paciencia… No pierdan la confianza! Mantenganse viviendo por fe!
  • 38. Seremos del agrado de Dios si no nos volvemos atrás!
  • 39. Nosotros no somos de los que retroceden para perdición, sino de aquello que preservan la vida por fe!

Vivimos días difíciles y peligrosos. La hostilidad siempre esta presente frente a nosotros. Pero nuestro trabajo es nunca olvidar lo que hemos recibido y tenemos por gracia. Y también recordar las cosas que hemos conquistado y superado por Su gracia.

Hay una generación que esta descuidando esta salvación. Como mencionaba en el principio, hay frases en las escrituras que no podemos ignorar, en donde se señala a una generación que descuida aquello que por Gracia hoy tienen. ¿Cómo? “hacen afrenta al Espíritu de gracia”, “pisotean al Hijo de Dios”, “caen en perdición”, “creen en vano”, “naufragan en cuanto a la fe”, etc. 

El cuidado es algo que se ha descuidado! Jamás podremos dispensar aquello que estamos descuidando!

¿Trabajamos en el cuidado de esta salvación?

Todo lo que cuido crece… y todo lo que crece se multiplica para ser dispensado.

Los panes y los peces pudieron ser repartidos porque hubo una fiel administración que produjo multiplicación.

Cuando aquello que recibo por gracia, entra en el cuidado correcto, esta listo no solo para ser multiplicado, sino también dispensado.

Lo que hemos recibido alimentará a una generación… la pregunta es si ¿verdaderamente creemos que aquello que hemos recibido, tiene el destino de terminar en otro?

El egoísmo, te lleva a descuidar lo que Dios te ha dado. Porque lo que Dios te dio, no morirá en ti. Pero cuando piensas en un evangelio de auto-consumo, es allí que descuidas esta gracia.

Así como una semilla, que recibe sus procesos en lo invisible, y luego termina alimentando a la gente, así es la salvación y la Gracia de Dios en nosotros.

Así como aquella tan pequeña pizca de levadura, comienza en nosotros y afecta todo lo que nos rodea… así es de abundante su gracia!

Dios comienza invisiblemente e internamente, pero se desarrolla externamente, visiblemente y eternamente.

El problema está cuando no nos sometemos al cuidado.

Comenzamos a vivir para nosotros mismos. Nuestra mirada es personal. Vivimos para auto-satisfacernos. Y como dije anteriormente, el egoísmo es el principio del descuido.

Ser fieles dispensadores de Su gracia y de sus riquezas, nos demandará vivir sin distracciones, en un cuidado continuo… ¿Cuidarnos de qué? Cuidarnos de nosotros mismos!

“Ten cuidado de ti mismo…” Nosotros mismos somos las barreras que el mundo tiene para no ver ni experimentar a Dios.

Ser un dispensador nos llevará a vivir en el único y verdadero amor, aquel que NO ES EGOISTA! Un amor que comienza en nosotros, pero que se expresa hacia afuera amando al mundo.

Los consejos en las escrituras son muchos, pero pongamos algunos:

  • No hagan nada por egoísmo o vanidad… (Filipenses 2:3).
  • Que nadie busque sus propios intereses, sino los del prójimo… (1 Corintios 10:24).
  • Porque donde hay envidias y rivalidades, también hay confusión… (Santiago 3:16).
  • Cada uno debe agradar al prójimo para su bien, con el fin de edificarlo… (Romanos 15:2).

Hemos hecho un pequeño repaso, de algunas indicaciones, que nos sirven como “un test”, para comprobar si aquello que esta en mí, esta en condiciones para ser dispensado.

Es imposible pensar en dispensar y en repartir a los demás la mismísima sustancia de Dios, si estamos enfocados solo en nosotros.

Ahora bien, leamos el siguiente pasaje, y observemos al apóstol Pablo como se expresa:

Hechos 20:24 NVI Sin embargo, considero que mi vida carece de valor para mí mismo, con tal de que termine mi carrera y lleve a cabo el servicio que me ha encomendado el Señor Jesús, que es el de dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios.

Si deseamos terminar esta carrera, sirviendo fielmente al Señor, tenemos que considerar estas palabras: “…considero que mi vida carece de valor para mi mismo…”

Estoy seguro que el peso del cual habla el autor a los hebreos (hebreos 12) es el peso del valor de nuestra propia vida. El peso que genera el egoísmo y nos retrasa en esta carrera.

El origen de la perdición es el egoísmo…

Quieres perderte, distraerte, errar al blanco, sencillamente vuélvete SOLO AMANTE DE TI MISMO… llevando así una vida llena de indiferencia, enfocada en ti.

Por esta razón Jesús habló sobre el verdadero discípulo; aquel que se niega a si mismo (Marcos 8:34).

Ser iglesia, es negarse a si mismo todos los días. Porque negado a nosotros mismos, es que podremos comenzar a disfrutar esta dispensación maravillosa que fluye desde Su Gracia.

Entonces, para cuidar esta gracia y esta salvación tan grande que hemos recibido, es velar para que nada de mí me distraiga en esta carrera. No lo es todo, pero comenzamos por aquí. Porque podemos exponernos a las autoridades, oír sus palabras, anotarlas, congregar, etc; pero si decido seguir viviendo conmigo mismo, negociando con mi corazón, entonces erraremos al blanco.

Este cuidado continúa… recordemos que lo que hay en nosotros debe crecer. En la biblia no encontramos tres opciones con respecto a la Gracia. Mas bien encontramos solo dos:

  • Caemos de la Gracia.
  • Crecemos en la Gracia.

Gálatas 5:4 RV60 De Cristo os desligasteis, los que por la ley os justificáis; de la gracia habéis caído.

2 Pedro 3:18 RV60 Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A él sea gloria ahora y hasta el día de la eternidad. Amén.

En el primer texto, Pablo menciona a aquella generación que se desliga de Cristo, cayendo de la Gracia.

Caer de la Gracia es desprenderme de la vida de Cristo y volver a vivir en mi propia vida, en donde solo cuentas mis posibilidades, mis capacidades, mis virtudes, mis fuerzas, etc.

Pero es el apóstol Pedro quien insta a crecer en la gracia.

¿Cómo crece Su Gracia en mí?

Todo crecimiento, las escrituras se lo acreditan a Dios. Esto no nos indica cruzarnos de brazos y esperar.

Las palabras que leeremos de Pablo, nos ayudaran a comprender e incluso, nos repasará por aquello que venimos mencionando desde el principio.

1 Corintios 3:6 RV60 Yo planté, Apolos regó; pero el crecimiento lo ha dado Dios.

La Gracia de Dios, es aquello que crecerá en nosotros, si somos diligentes en exponernos al cuidado de las autoridades que Dios ha colocado.

No se trata solo de haber sido implantados, sino que ahora debo exponerme a la vida de los “Apolos” que Dios nos entregó. Porque Dios dará crecimiento, si estamos dispuestos a que los “Apolos” trabajen en mí.

Entonces, mientras que crecer es algo que Dios lo trae, la madurez es aquello que yo puedo determinar. Porque solo en la madurez del hombre de Dios, encontraremos sujeción a las autoridades que Dios ha colocado. 

Por tal motivo, la demanda de Dios para estos últimos tiempos ha sido la madurez de los santos, porque él desea hacernos crecer, pero la falta de madurez, nos vuelve personas tan personales, que hasta podemos creer que no necesito la colaboración de ningún “Apolo”.

En estos cuidados, es que podremos dar frutos de justicia, y como consecuencia, habrá una fiel dispensación, a la medida de Dios.

Lo que no se valora y no se cuida, no crece y no da fruto.

Sin cuidado no hay dispensación.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Comparte este artículo

Mantente conectado
Últimas noticias
Participa del avance del evangelio
Cada uno debe dar según se lo haya propuesto en su corazón, y no debe dar con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama a quién da con alegría. 2 Corintios 9:7